Hemos pasado por alto nuestros corazones, hemos entrado en nuestras cabezas
directamente, sin pasar por el corazón. Hemos elegido un atajo.
Por determinados motivos, el corazón ha sido descuidado, soslayado... porque el
corazón es un fenómeno peligroso.
En primer lugar, el corazón es incontrolable, y el hombre siempre teme todo lo que está fuera de control. La cabeza es controlable. Está dentro de nosotros y en nuestras manos; podes dirigirla.
El corazón es más grande que nosotros; la cabeza está dentro de nosotros. No
se da el mismo caso con el corazón: nosotros estamos dentro de él. Cuando el corazón despierte, nos sorprenderá saber que sos un punto diminuto en él. Es más grande que nosotros, es vasto.
Y el hombre siempre teme perderse en algo vasto.
La función que desempeña es misteriosa, y el misterio nos vuelve naturalmente
aprensivos. ¿Quién sabe qué va a pasar? ¿Y cómo va a encararlo uno? Nunca se está
preparado en lo concerniente al corazón. Con este, las cosas acontecen de forma inesperada.
Extraños son sus caminos, de ahí que el hombre haya decidido soslayarlo, ir directamente a la cabeza v mantener contacto con la realidad a través de la cabeza.
QUE BUENO SERIA SI TODOS PENSARAMOS UN POCO MAS CON EL CORAZON!!! NO?
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